La canción más triste del mundo es extraña y difícil de olvidar, como una ninfómana amnésica. Es divertida y surrealista, como tirarse desde un tobogán a una pileta de cerveza. Es absurda y experimental, como una orgía de tintoreros tartamudos tarareando entrelazados.
Todo eso y más (menos los tartamudos) logró meter Guy Maddin en su delirio filmado con estética de película de 1920.
Por eso los que gustan de ver algo distinto y aprecian el humor de los Monty Python tienen que depositar $ 6 en la entrada del Club Cultural Matienzo (Matienzo 2424, y Cabildo) este domingo a las 20hs para ver a Isabella Rossellini y Mark McKinney convertirse en los nuevos Héroes Musicales: Los Héroes Inescrupulosos.
Los Héroes Inescrupulosos son capaces de todo por conseguir lo que quieren. Como aprovechar la Gran Depresión y la prohibición del alcohol de los años 30 para organizar un mundial de canciones tristes en Canadá. De esta manera los americanos pueden cruzar la frontera para llorar, emborracharse y dejarles el poco dinero que les queda. Los Héroes Inescrupulosos no cantan: manipulan. Y en sus tiempos libres se aman odiándose. Para verlos hay que pagar entrada, por supuesto, pero el show incluye a respuesta a qué país cuenta con la mejor banda sonora para suicidas necesitados de un empujoncito.