Miércoles 24 de agosto

UN MALDITO POLICÍA EN NUEVA ORLEANS
De Werner Herzog

El poster muestra a Nicolas Cage y Eva Mendes en un policial de esos que hay de a montones. Pero atentos: esta es una película de Werner Herzog. Y no sólo eso: es una reversión de Un Maldito Policía, donde Karvey Keitel la descosía como un policía corrupto que se hunde en el juego y las drogas buscando redención en la iglesia. Abel Ferrara se sintió robado al enterarse que harían una remake. ¡Y con Nicolas Cage! ¡Dios! Pero Cage tiene sus excepciones (El ladrón de orquídeas) y acá las supera a todas. Claro que el mérito es de Herzog, que se despega de la moralina de la original para llevarnos a un lugar con más locura de la imaginada. Lleva un tiempo enterarse que la trama es la excusa para que las escenas vayan siempre en otra dirección. Y cómo se disfruta cuando entramos en el juego. Esto es perversión pura, humor hijo de puta, sin culpas. Uf.

Hablando de Hijos de puta –el de Cage casi lo redime de sus bodrios-, el director alemán es de los más famosos que hay en el cine. “Cada cana que hay en mi pelo la llamo Kinski”, dijo alguna vez: “Nos respetamos mutamente, incluso mientras planeábamos el asesinato del otro”. En Aguirre, la ira de Dios, cuando el actor quería renunciar al film Herzog le puso una pistola en la cabeza obligándolo a hacer la escena. Estaba dispuesto a matarlo y suicidarse ahí mismo, dicen. Cierto, ya varios indios habían ofrecido a asesinar a Klaus por ser imposible en el set. ¡Hijos de puta eran los de antes! Y los de ahora, porque esta película es un ejemplo de que Werner sigue vivo, haciendo de las suyas.